Australopithecus
afarensis es un homínido extinto de la subtribu Hominina que
vivió entre los 3,9 y 3 millones de años. Era de contextura delgada y grácil, y
se cree que habitó solo en África del este (Etiopía, Tanzania y Kenia). La
mayoría de la comunidad científica aceptó que puede ser uno de los ancestros
del género Homo.
Fue
descubierto el 24 de diciembre de 1974 por Donald Johanson, Yves
Coppens y Tim White en el yacimiento de Hadar, valle del río Awash, Etiopía. El
espécimen encontrado en aquel momento fue mundialmente conocido como Lucy.
Este descubrimiento destacó sobre los demás por muchas
cualidades, especialmente por ser el Australopithecus mejor conservado
descubierto hasta aquella fecha. Así fue posible comprobar que la capacidad
para caminar erguido, como los humanos actuales, fue muy anterior al
crecimiento del cerebro. El estudio de su dentadura aclaró aspectos
fundamentales sobre la evolución de los homínidos y descubrió la evolución
simultánea de géneros, de manera que la línea Paranthropus, se apartó de otras
y en particular de la que evolucionó hacia Homo.
Los restos de Lucy fueron encontrados en el lugar donde
habitaba la tribu Afar, de ahí el nombre afarensis, y junto con otros doce
individuos de la misma especie, incluido cráneos, conforman lo que se llama
"la primera familia".
En años recientes se han descubierto muchos restos fósiles
más antiguos que los de Lucy, motivo por el cual dejó de ser considerada la
"abuela de la humanidad", aunque el hallazgo no perdió importancia.
Hoy, los restos de Lucy están resguardados en una caja fuerte en Addis Abeba,
capital de Etiopía.
Características
físicas
Australopithecus afarensis es, como todo Australopithecus,
un primate bípedo erguido, pero diferente de los humanos en varios aspectos:
Capacidad craneal entre 380 y 450 cm3, lo que correspondería
al tamaño del cerebro de un chimpancé y cercano a la tercera parte del de un
humano actual promedio.
Su pecho no tenía forma de barril, como en los humanos, sino
que se estrechaba hacia arriba (forma de campana).
El dimorfismo sexual era muy marcado, siendo los machos
mucho más corpulentos que las hembras, con un promedio de masa corporal de 45
kg para los machos y 29 kg para las hembras.
Morfología ósea
Como se ha dicho, el cráneo relativamente pequeño, con un
volumen parecido al de los antropomorfos actuales, aunque en comparación con el
tamaño del cuerpo era relativamente grande. Además, su cara era bastante grande
y se proyectaba delante del cráneo, debido al tamaño de los dientes
(prognatismo).
El cráneo presenta pequeñas crestas sagitales y nucales,
comparables a los del gorila macho actual, pero mucho más pequeñas.
A diferencia de los antropomorfos, los caninos de
Australopithecus afarensis son reducidos aunque se proyectan ligeramente
delante del diente adyacente. Los incisivos son grandes (asociados al régimen
frugívoro). Los molares y premolares son de tamaño sustancial, con superficies
planas.
De su boca también se concluye que el paladar es muy similar
al del hombre actual porque aunque grande, forma una curva que no es
parabólica, ni de lados paralelos, como en los grandes simios.
La forma de la pelvis es importante ya que de ella se han
realizado estudios necesarios para determinar el caminar bípedo erguido de los
Australopithecus; es de su pequeño tamaño en comparación a los antropomorfos y
presenta un canal de parto, en la hembra, más pequeño que el actual y con una
notoria forma de riñón. Las hembras de la especie no necesitaban tener un gran
canal de parto, debido al pequeño tamaño del cráneo de las crías.
Las falanges de los dedos son curvadas, tanto las de las
manos como las de los pies (en forma más marcada en estos últimos). Esta
característica sugiere que tenían gran capacidad de subir y colgarse de las
ramas de los árboles, por lo que se piensa que estos eran su medio más o menos
habitual.
Uso de
herramientas
Las primeras herramientas usadas por un ancestro humano
datan de hace unos 2,5-2,6 millones de años, atribuyéndose su fabricación a
Homo habilis. Sin embargo, una investigación llevada a cabo por un equipo
internacional y multidisciplinar de investigadores concluyó que
Australopithecus afarensis utilizaba piedras afiladas para extraer la carne de
los huesos y obtener el tuétano de los mismos.
De confirmarse esta tesis, aportaría importantes novedades en
la investigación sobre los orígenes del ser humano, ya que supondría el consumo
de carne, relacionado con el tamaño del cerebro, adelantando este, y asociado
al uso de herramientas, 800.000 años antes de lo que se suponía.
No obstante, esta postura se encuentra con numerosos
detractores. Manuel Domínguez-Rodrigo, arqueólogo español, sostiene que los
huesos fueron pisoteados por animales. Tim D. White, de la Universidad de
California, afirma haber trabajado en la zona durante 40 años y no haber
encontrado una sola herramienta de piedra. Sileshi Semaw, de la Universidad de
Indiana, cree que a veces los investigadores confunden marcas en los huesos con
el pisoto de animales u otras causas naturales.
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